A veces no encuentro consuelo en el hecho de saber que somos un átomo, una parte mínima del universo que esta en constante expansión. Que somos unos piojitos que viven en una bolita que le da vueltas a una bolita más grande y que esa bolita más grande es parte de un aro, y el aro se forma de millones de bolitas en donde millones de otras bolitas les dan vueltas y donde viven más piojitos. Pero no solo eso, no hay solo un aro, hay miles, millones. A cada momento se crean nuevas bolitas, nuevos aros, y probablemente nuevos piojitos.
Y yo como piojo tengo más piojos dentro de mi, piojitos con mensajes químicos que van de mi cerebro hacia mis manos y hacen que se muevan para escribir esto. Otros piojitos que todos juntos forman un líquido llamado sangre, yo como piojo soy un universo de piojos. Y los mismos piojos que viven de mi están compuestos de otros piojos, piojos que forman los piojos del piojo que soy.
Entonces es como un gran circulo. Adentro de adentro de adentro de adentro. Y yo entiendo lo que los piojos de mis piojos hacen: construyen mi cuerpo, me brindan vida. Pero yo?? Yo también debo de tener una razón para ser la pioja de la bolita llamada Tierra, del sistema solar. De vivir con todas las restricciones y libertades que tengo, de tener solo cierto numero de posibilidades en la vida. Yo que formo, yo a quien le doy vida, yo de quien soy piojo?
Y he allí el gran dilema. Me siento tan grande, tan llena de poder, tan GRAN DE. Pero soy u punto en el universo con conciencia limitada.