miércoles, 17 de junio de 2009

Romance al amor furtivo


Yaciendo en el extravío
fúnebremente impasible,
recuerdo este amor mío
al que he entregado mi ser.
He de decirte, Don mío,
que desde tu confesión
sólo conservo el frío
que indiciosamente, ente
maligno y dentro vacío
me has dado por querer.
Si del inicio, del lío,
de nuestro amor furtivo,
y de estar al lado mío
ya eras conocedor;
¿Osas recitar Daríos
para que un año después
de entregarte mi amorío,
de adorarte hasta doler,
tú me brindes este hastío
siendo «razón de tu ser»?
¡Veme a los ojos, impío!
y explícame el porque
de tu malquerer sombrío
disfrazado de querer.
Quédate el cariño mío,
quédate incluso la miel
que sin mi libre albedrío
por vez primera entregué;
mas cuando estés ya baldío,
y recuerdes mi querer;
llorarás entre el gentío
al no encontrarme mi bien...