sábado, 16 de febrero de 2008

Yala,Yala!



La única telenovela que me ha encantado en mi vida, El Clon es la historia de una chica brasileña llamada Jade de desendencia musulmana que al quedar huerfana tiene que irse a vivir a Marruecos y seguir las tradiciones musulmanas de su tío Alí. El Clon me cautivó, cada vez que veía la novela me enamoraba de los vestidos, los velos, la música, el maquillaje, el cabello, la hena, y miles de cosas más. Gracias a esta novela una grande atracción en mi hacia la cultura musulmana y árabe nació en mi. Aprendí un repertorio de palabras en árabe como Salam (Hola), Haram (lo prohibido, o pecado), Inshala (Ojalá o Con el favor de Dios), Alah (Dios) y la que más me encanta: HABIBI (mi amor). Creo que la novela me cautivó tanto, que los hombres musulmanes-árabes me empezaron a llamar mucho la atención. De hecho tuve dos novios (de no mucho tiempo, claro) de Afganistán y Arabia Saudita respectivamente por el simple hecho de que me encantaba oir sus fuertes voces en sus idiomas, su música pegajosa en su carro, sentir sus barbas razposas y sus peludos cuerpos pero lo mejor, lo que me hacía transportarme al mundo de Jade era cuando decian... HABIBI!
En la novela, Lucas un jóven brasileño viajando en Marruecos se enamora de Jade al verla bailar por accidente danza del vientre. Antes de esta telenovela, yo pensaba que la danza del vientre era algo así como algo del cuento de Las Mil y Una Noches, y que no existía en vida real. Oh, pero que equivocada estaba. Como toda la vida me ha encantado bailar ( Mi mamá dice que a los 3, cuando recién había pegado la Lambada me metía los chones en la colita y empezaba a menearla como las muchachas de video diciendo “mami, mami mira estoy bailando Lambada!” ) mi prima Laura y yo bailabamos los 30 segundos de música árabe después de cada comerical imitando los movimientos de Jade. Debo decir, que aprendí de Jade; bueno y echándole un poco de mi cosecha también ya que a mis dos novios les gustaba mucho como bailaba, sin entrar en muchos detalles después de unas copas de más y de un rencuentro con uno de ellos lo primero que me dijo fue “baila, baila para mi como una mexicana” Según él, bailaba danza del vientre “a la mexicana”.
Entonces pensé, “bueno que chido bailar danza del vientre como mexicana” pero yo quiero aprender bien que pedo, y me metí a clases de danza del vientre en mi escuela y las amo. Ahora descubrí que hay como mil ocho mil diferentes tipos de danzas del vientre pero en este momento el que me ha cautivado y dejado boquiabierta es el estilo Tribial Americano. La manera en que las morritas bailan esto no solo es espectacular pero terriblemente sexy y sensual desde el peinado, el maquillaje la manera de moverse como serpiente y el toque goth.
Ahora, en mis tiempos libres bailo como loca, y creo que mi roomie eventualmente me odiará por el chiquichín (sonido de las castañuelas)

miércoles, 6 de febrero de 2008

Cita a ciegas con Goloca, Peluñoño y Tizoc

Después de algunos meses de haber limado perezas, Goloca y yo nos hemos empezado a agarrar cariño. Pienso que me aprencia ya que me dijo que soy la “roomie” más linda que ha tenido. Y no es por nada, pero ella también se acopla. A pesar de que es una maniaca que como todo lo que encuentra y que tiene un novio de 30, ñoño, peludo y con lentes de botella; la aprecio. Fue entonces así, que por ese aprecio que le tengo que acepté salir con ella, su novio y un amigo de ambos en una cita doble. La verdad es que conociendolos (mucho o poco) asumí que iba a ser un tipo raro como ellos pero pensé: “Cena gratis y una historia para el blog, bah.. sí voy!”Claro que no destaqué la idea de que probablemente fuera un chavo que si me fuera a gustar. Goloca y su novio Peluñoño organizaron la cita y fue así como llegó el día en que conocí a Tizoc. Al bajar las escaleras ví a un hombre de más de 25 años parado afuera de mi departamento esperando con una rosa roja: Primera mala señal. ¿Porque me llevaba una rosa roja (simbolismo de romance o pasión) si ni si quiera me había conocido en foto? Yo asumo que una persona que regala una rosa así en una cita a ciegas o está desesperado o quiere comprar una morreada/algo más.
Entonces Goloca y Peluñoño nos presentaron, me dió un abrazo y en eso me di cuenta de que ... No tenía carro. Todos iríamos en la troca de Peluñoño al restaurante. Goloca me dijo: “Oye pero como no cabemos te tienes que ir en los brazos de Tizoc”. Al escuchar esas palabras casi me iba para atrás y le dije: “Pero, lo acabo de conocer me da verguenza” y fue asi como Goloca aceptó que me fuera en sus brazos.
En el restaurante, platicando con Tizoc, me dí cuenta de que no teníamos nada, pero nada en común más que ancestros aztecas. No fue su manera de decir majaderías, su mal gusto para vestirse, su corte de pelo baratro, ni sus kilos de más lo que me desepcionó; fue su actictud. Al terminar de cenar un viejito Nepali como de 70 años fue a recojer los platos sucios de la mesa. Al hacerlo, sin querer le tiró un poco de sopa fría sobre el pantalón y camisa a Tizoc. El viejito se sintió muy mal, y con inglés mocho le dijo que ya venía, que iría por una garra mojada para limpiarlo. A los 30 segundos regresó el viejito hecho la chingada y Tizoc sentado con cara de molestia, cual rey o emperador dejó que el viejito le limpiara la camisa y los pantalones mientras el viejito constantemente repetía “Lo siento, lo siento”. De la boca de Tizoc no salió un “no se preocupe” o “no se moleste”, lo cual a mi me molestó. Jamás, y repito JAMÁS me gustaría que mi abuelito tuviera que trabajar a altas horas de la noche recojiendo platos sucios de una mesa, y MENOS que un Don nadie que vaya a cenar se haga el interesante y creido y que mi abuelo le tuviera que limpiar la camisa y los pantalones que seguramente compró en Walt Mart en oferta. ESO, y simplemente eso me cagó: Sus aires de grandeza. Al regresar a mi departamento, me despedí. Me dijo que me agregaría a Facebook, y al día siguiente ¡Oh sorpesa! Tenía una invitación para agregarlo. Fue entonces cuando hice pequeña catarsis a nombre del viejito trabajador, clicqueando en “NO ACEPTAR”.

domingo, 3 de febrero de 2008

¿Feliz? Día de San Valentín


Con febrero no solo llega un día, que si bien muchos decimos que “nos vale madre” es el día más rosita del año, a mi parecer; es el día de besar a alguien apasionadamente, de cenar a la luz de la luna y las estrellas y de hacer el amor con velas. Sí, se aproxima el 14 de febrero.
La verdad es que no me había puesto a pensar en San Valentín, hasta la semana pasada .Todo empezó el cuando una chava me preguntó “¿Y ya tienes cita para el 14 de febrero?”
Siento que esa pregunta me ha estado persiguiendo deste entonces, ahora casi a diario recuerdo el dichoso “¿Y YA TIENES CITA PARA EL 14 DE FEBRERO?”
-NO, no tengo...-
La verdas es que no es tanto el 14 de febrero lo que me importa, vaya ni siquiera es mi soltería lo que me proboca un poco de nostalgia. Es el hecho de que no tengo a quien besar apasionadamente, con quien cenar a la luz de los astros, ni quien me haga el amor. No existe ese “Fulano de Tal” en mi vida que me proboque marpositas en el estómago y con el que pueda platicar por horas en el teléfono y al que le diga “no, cuelga tú primero” “no, anda, cuelga tú”.No hay perro que me ladre al que le quiera corresponder, ni perro al que yo le ladre que me quiera corresponder a mi. No hay quien me encamine a mi casa, me cargue los libros, me de raids en las noches frías a mi casa, y no tengo a quien abrazar en las madrugadas si no es a mi peluche de Hello Kitty. No tengo a quien decirle “destapa el champán y apaga las luces (8)”, de hecho, no tengo con quien tomar champán! (En el sentido romántico, si quisiera lo tomaba sola)No hay quien me huela el pelo mientras duermo, ni quien pase sus dedos por mi cara, espalda, brazos y piernas. Ese Fulano de tal non c’è.
Este 14 de febrero señores, voy a pasarla sola. Voy a ir a la escuela, regresaré a mi departamento a comer, luego iré a clases de baile en la noche, y ¿saben qué? Me voy a sentir muy bien todo el día porque voy a hacer mi rutina diaria de los jueves, que me encanta. Pero talvez, y solo talvez sea en la noche cuando abrace a mi peluche de a lado que me pregunte, aunque sea por un segundo, como hubiera sido ese día si lo hubiera pasado al lado de alguien que me importara.