lunes, 19 de febrero de 2007

No sé si quiero ir al cielo.


La primera vez que me iba a subir a un avión, a los cuatro años, me emocioné muchísimo cuando mis papás me dieron la noticia. Contaba con ansias los días para que llegara el día en que finalmente me subiría a esa “cosa que volaba”. Mi mamá me contó que desde allá arriba se veía muy chiquita la ciudad y que alrededor solo se veían nubes. Yo no podía esperar, y no tanto por el hecho de volar, sin porque iba a ver el cielo!

Al subirme, y luego de que el avión despegó iba anonadada viendo las nubes, volteando hacía abajo y viendo como la ciudad parecía un dibujo de cuadritos bien trazados. Pero luego me enfoqué en tratar de asomarme lo más que pudiera hacía arriba para alcanzar a ver todas las nubes. Después de un rato así, observando por todos lados y sin encontrar nada de lo que buscaba, le dije a mi mamá con cierta decepción: -Me gusta mucho el cielo pero no veo ningún ángel, a ninguna persona, no veo a Dios.- Mi mamá me dijo: -no lo vas a encontrar, Dios está más arriba-

¿Qué es el cielo, un lugar con puertas de oro en el que la gente se posa en nubes tocando el arpa vestidos en batas blancas perpetuamente? No, el cielo tiene que ser algo más. Un lugar de gloria eterna. Pero, ¿que tal si la gloria eterna me aburre, o no puede ser mi gloria porque sufro por la falta de alguna persona que no esté en el cielo?

Un amigo, me dijo que él cree que el cielo es diferente para cada quien, el cielo es personal y en el tienes lo que te hace más feliz. Pero, ¿y si en mi cielo vivo en la playa con toda mi familia y seres amados comiendo tofu a diario? No sería un cielo, habría sufrimiento o una felicidad incompleta para algunos, y si yo me voy al cielo de alguien más yo sería la que sufriría. Ahora, ¿que tal si es cierto que el cielo es personal pero para que todos sean felices te dan “copias” de esas personas? ¿Quiere decir que en el cielo ignoraremos la realidad, que seremos como zombis soñando eternamente? Un cielo de ignorancia tampoco sería un cielo. ¿Se imaginan sacrificarse toda la vida, y las que siguen para ganar el cielo pero luego dar por hecho que al lograrlo tu capacidad de razonamiento y de saber la verdad se van a ir por la coladera eternamente? Dios no sería tan egoísta como para crear un cielo donde te encuentras solo, soñando eternamente sin saber la verdad ¿o lo sería?. ¿Acaso el engaño y la ausencia de verdad son la felicidad? No puedo concebir en mi mente ni un segundo de gloria eterna. Las glorias que me he imaginado siempre acaban por ser un infierno.

Mamá: ¿dónde es más arriba?

Moraleja del día:

Si pudiera preguntarle a Dios una cosa sería ¿qué es el cielo y cómo es la gloria eterna? ¿Tú que le preguntarías?

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